lunes, 17 de marzo de 2014

Dignidad?, humanidad?...Dónde!?

Han pasado tres días y sigo tocado. Nadie se merece pasar la última etapa de su vida así. El sábado hacía tiempo para ir a comprar un par de cosas en Mercadona. Me levanté demasiado pronto. Cuando me disponía a pagar después  de mis compras, mi cola iba muy lenta, algo normal en mí. (Siempre acabo en la más lenta). Es una ley no escrita en mi vida, pero siempre cierta. Pero en este caso el motivo de la demora me ha marcado de por vida. Una anciana contaba monedas al lado de una señora más joven. Esta se fue al poco. La cajera le explicaba a la señora, señora que podría ser nuestra madre, nuestra abuela, que le faltaba dinero. Tenía que elegir entre el pan, el jamón York o unas manzanas. Le dije a la cajera que yo le pagaría la diferencia pero que no dijera nada. Las lágrimas inundaron mis ojos. Mis gafas me protegían. Mi garganta me dolía. Mi alma lloraba rota. Una rabia animal me inundó. Podía ser nuestra abuela!. La dependienta le dijo a la buena mujer que un ángel le había pagado.  Pensé en la soledad de esa mujer. Pensé en qué hacía nuestro sistema con nuestros mayores, qué hacíamos todos. Me fui llorando, enrabietado a casa. Todavía me duele el alma y gracias a los dioses confió en que el dolor no desaparezca...

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